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Conócete
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especializarse, hacer prácticas en empresas, continuar formándose, etc. Por lo
tanto, es un nuevo camino el que comienza cuando terminas estos estudios.
Recuerda que también existe una fuerte demanda de profesionales que no
abundan y cuya capacitación no se adquiere con una titulación universitaria.
“Para qué estudiar un Grado si al final igual tengo que trabajar de
cualquier cosa”.
Ya hemos dicho que estudiar en la universidad no nos garantiza encontrar un
trabajo de lo que hemos estudiado. Sin embargo una persona preparada siempre
tendrá mayores posibilidades de encontrar un empleo que una que no lo está.
Tener un Grado universitario indica que tenemos las capacidades y conocimientos
necesarios para ejercer una profesión. Como siempre, la idoneidad de estudiarlo
o no, dependerá de la trayectoria académica, el esfuerzo que se esté dispuesto a
realizar, los intereses y los objetivos de cada uno.
Ideas/tópicos verdaderos:
“Encontraré más fácil trabajo si tengo una buena formación... hasta para
tener un oficio tengo que estudiar”.
Tener una formación buena y abundante es fundamental para encontrar trabajo.
Lo ideal es que esta formación esté enfocada a un determinado campo profesional
ya que, cuanto más elevada sea esta formación (titulación universitaria, ciclos
formativos, cursos...) más cualificado será el trabajo que podamos realizar. Hay
que tener en cuenta que hoy en día apenas existe la figura de aprendiz en las
empresas, y que para casi cualquier trabajo debemos formarnos previamente,
para adquirir los conocimientos, destrezas y habilidades necesarias. Existen cursos
de formación ocupacional en el Servicio Regional de Empleo, Ayuntamientos...,
que van a complementar tu formación. Si tenemos muchos cursos dispersos
(informática, hostelería, etc.) puede en algunos casos facilitarnos al principio el
acceso al trabajo poco cualificado en estos campos, pero en general deberíamos
decantarnos por un campo profesional y seguir ampliando la formación.
“Si no estudio ahora cuando sea mayor será más difícil”.
Pueden presentarse diferentes circunstancias que impidan la continuidad de
nuestros estudios: enfermedad, desmotivación, motivos económicos, etc. Cierto
es que nunca es tarde para retomar los estudios, pero también hay que tener en
cuenta que las dificultades van en aumento con el paso del tiempo:
compatibilidad con el horario laboral, pérdida de hábito de estudio,